miércoles, 25 de marzo de 2020

COMPRENSIÓN LECTORA 3

Horacio
Horacio jamás podría olvidar el día en que el conejo se cruzó en su camino. Porque, desde
ese momento, Horacio dejó de ser el mimado de la casa. Y no es que él fuese un exagerado.
Ni un celoso. No señor. Es que el conejo se los había metido a todos en el bolsillo.
¡Y pensar que, al principio, mucho Horacito por aquí, mucho Horacito por allá…!
Pero fue llegar el conejo ¡y si te he visto no me acuerdo!
Por eso, un día Horacio se sentó bien derecho y entrecerró los ojos, como hacía siempre
que tenía que tomar decisiones importantes.
Después de barajar varias posibilidades –entre ellas la eliminación del conejo–, Horacio
tomó una determinación complicada: nada más y nada menos que… ¡TRANSFORMARSE
EN CONEJO!
Un poco de magia sabía, pero lo más importante era el poder de su voluntad.
«Querer es poder», se dijo Horacio para darse ánimos.
Tardó tiempo en conseguirlo, pero una mañana, después de tres horas de concentración
mental, Horacio sintió, por fin, que «algo» le estaba sucediendo. Rápidamente saltó
a la cómoda del dormitorio para mirarse en el espejo. Al principio, la impresión
fue tan terrible que tuvo que cerrar los ojos. Pero después reaccionó.
El gato respiró hondo y se miró de nuevo en el espejo. Sí.
No cabía duda: una oreja enorme, blanca y rosada, reemplazaba

su antigua orejita negra de gato, la derecha. El resto fue sencillo:
dos horas más de concentración y de palabras mágicas, y Horacio
quedó convertido en un perfecto conejo.
Arturito estaba encantado con los dos conejos. Lo que no se explicaba era de dónde
había salido el segundo conejo, pero eso no le preocupaba demasiado. Lo que sí lo tenía
inquieto era la desaparición de Horacio que, de la noche a la mañana, se había esfumado
como por arte de magia.
–¡Pobrecito mi gato! –lloriqueó Arturito.
Al oír esto, a Horacio se le aflojaron las patas de la emoción y hasta le temblaron
los bigotes. Pero en seguida pensó:
«Me gusta, me gusta y me gusta. Que sufra como sufrí yo».
La vida de Horacio cambió muchísimo. Ahora todos le hacían arrumacos y, a veces,
hasta se lo llevaban a dormir a sus camas. Sin embargo, su nueva vida de conejo dejaba
mucho que desear.
¿Y la comida? Horacio amaba la carne y odiaba las zanahorias y las lechugas, ¡que era
justamente lo único que ahora podía comer!
Además, para ser conejo, Horacio tenía que estar todo el tiempo concentrado.
Al menor descuido… ¡zas!, empezaban a aparecerle pelos negros o se le achicaban las
orejas. La verdad es que para un gato resultaba agotador tratar de ser conejo las veinticuatro
horas del día.
Todo se complicó aún más cuando apareció Misia, una gatita blanca de ojos azules,
a cuyos pies cayó destrozado para siempre el corazón de Horacio. Entonces, Horacio se
acomodó en su jaula y se puso a pensar. A las pocas horas ya había tomado una nueva decisión:
volvería a ser un gato. Pero, con tantas emociones, a Horacio le costaba muchísimo
concentrarse. Lo intentó una y otra vez, y nada. Cuantos más esfuerzos hacía, más conejo era.
Hasta que un día, por fin, lo consiguió.
–¡Horacio!, ¡ha vuelto Horacio! –gritó Arturito loco de alegría–. Pero… ¿dónde está
el otro conejo? ¡Ha desaparecido como por arte de magia!
–Con un conejo basta y sobra, Arturito –dijo la mamá.
–¡Mamáaaa! –gritó de nuevo Arturito, asustadísimo–. ¡A Horacio le pasa algo terrible!
¡Horacio tiene cola de conejo!
«No importa. Para un gato grande y fuerte, de orejitas delicadas y pelo negro, no hay nada
más elegante que una cola de conejo, blanca y redonda como un pompón», fue lo que se dijo
Misia, la gatita blanca de ojos azules, mientras se lavaba la cara preparándose para la cita
de la noche.
Graciela b. Cabal

Barbapedro y otras personas. Alfaguara (Adaptación)

RESPONDE EN TU CUADERNO A LAS SIGUIENTES PREGUNTAS

1. ¿Quién es el protagonista del cuento?

■ Enumera todos los personajes que intervienen en la historia.
1.
2.
3.

2. ¿Quién cuenta la historia? Márcalo. ¿Por qué lo sabes?

              Horacio                                                      Un narrador


3. Contesta.
• ¿En qué cambió su vida para bien? ¿Y para mal?

• ¿Cómo se sintió Arturito cuando vió que tenía dos conejos?

• ¿Cómo se sintió Arturito cuando vio que Horacio había desaparecido?

• ¿Consiguió Horacio lo que se había propuesto?

• ¿Qué nueva decisión tomó entonces?

4. Enumera detalles de la historia que demuestren que es un cuento fantástico.
1.
2.

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